A todas esas madres de niños o niñas, adolescentes, adultos con TEA… A todas esas madres hoy quiero dedicarle unas palabras:
Soy persona de apoyo de niños y niñas con TEA desde hace 11 años, pero desde hace 1 año y medio también soy madre.
No sé cuando te convertiste en una guerrera, seguramente el día en el que te convertiste en madre, pero seguro que empezaste a combatir la batalla más dura cuando te dieron ese diagnóstico de TEA.
Quiero decirte que te veo, que te reconozco, que valoro todas y cada una de las cosas que haces por tu hijo o por tu hija. Quiero decirte que a pesar de las piedras que inevitablemente tiene este camino, te veo fuerte y te veo válida. Cuando te miro a los ojos y veo el amor que desprendes hacia tu niño o niña se me derrite el corazón. Cuando te veo cansada pero buscando otras alternativas que funcionen mejor, te admiro profundamente. Nunca antes había podido reconocer tanto tu esfuerzo. Siempre he tenido la mirada empática y compasiva con las familias, pero el ser madre me ha transformado la visión.
Qué difícil es a veces cumplir las expectativas que a veces nos ponemos, qué difícil es a veces conciliar, qué difícil es no encontrar a veces los apoyos básicos que a veces necesitas para poder hacer algo tan simple como poder salir a trabajar si tu niño o niña está enfermo y no tienes con quién dejarlo, ni pagando.
Hoy quiero transmitirte mi máxima admiración, quiero darte las gracias por dejarme formar parte de tu vida, por confiar en mi trabajo para poder ganar calidad de vida familiar. Quiero que sepas que cada día aprendo de ti y de tu familia, y me enseñas en mi práctica profesional y personal que aunque las fuerzas flanquean en algún momento, hay algún sitio, ahí muy profundo dentro de una madre, que siempre saca impulso y fuerzas para continuar.
Gracias, porque a través de tu vida me enseñas lo que es la vida real.
Los padres que no se ofendan, hacen una labor muy bonita en la vida de sus hijos e hijas, pero hoy me tocó rendirle homenaje a esas madres corajes.